En Busca del Sentido. El ADN que nos une

En nuestro esfuerzo por encontrar las claves de la vida, hemos aprendido que el unir esfuerzos ha sido, y continúa siendo, una herramienta clave en la historia de la humanidad, a pesar de que se ha requerido del ensayo y error para encontrar la mejor manera de poner esa solidaridad en acción, además de la definición de unos principios y valores que sirvan de guía.
Desde la ciencia, esos principios y valores se pueden relacionar al ADN, porque esta es la molécula elemental que distingue a una especie u otra, que guía su funcionamiento y que ha permitido su permanencia en el tiempo.
De la misma manera, la humanidad ha buscado tener bases que cimienten y guíen el camino de todo lo que hacen; a través de la cultura y los códigos morales o éticos ha desarrollado una serie de bases para asegurar el bienestar y el funcionamiento social. Y esto se ha traducido a todos los ámbitos de la vida. Por ejemplo, las cooperativas tienen una lista de valores y de principios que guían su desarrollo, es su propio ADN cooperativo que las hace ser lo que son.
Definiendo el ADN Cooperativo

Ese ADN cooperativo se conforma a partir de seis valores: ayuda mutua, solidaridad, responsabilidad, equidad, igualdad y democracia. Estos valores son los que les dan sentido a las cooperativas, las conducen en su accionar y les han permitido mantenerse coherentes con sus objetivos de solidaridad y trabajo colectivo.
La ayuda mutua funciona como las hebras que entrelazan el ADN: es la fuerza que une a los miembros de una cooperativa para que todos aporten y todos se beneficien.
La solidaridad es como los puentes de hidrógeno que mantienen unidas las cadenas del ADN, porque este valor significa que al tener objetivos comunes, podemos unir los esfuerzos individuales para crear una gran fuerza colectiva.
La responsabilidad se equipara con la forma en que en el ADN cada componente actúa para que todo funcione, ya que en una cooperativa cada persona debe hacer su parte, asumiendo el compromiso con los demás.
Así mismo, la igualdad significa que, en una cooperativa, cada asociado tiene los mismos derechos que el resto. Pero la equidad se refiere a que todos tienen derecho a recibir los beneficios de manera justa y proporcional, según lo aportado.
Finalmente, todas las cooperativas se basan en el valor de la democracia, el núcleo que impulsa la participación activa y la toma de decisiones, asegurándose de que se tomen en conjunto y los rumbos sean definidos por los mismos asociados.
Principios Cooperativos
Pero lo más importante de este ADN cooperativo es que esos valores, que inspiran y marcan un rumbo, no se quedan solo en buenas intenciones; y es que cuentan con una guía clara que permite ponerlos en práctica en la cotidianidad de la empresa. Se trata, por supuesto de los siete principios cooperativos:
Asociación abierta y voluntaria: Las cooperativas son organizaciones voluntarias, abiertas a todas las personas dispuestas a utilizar sus servicios y a aceptar las responsabilidades como asociados.
Control democrático por parte de los asociados: Las cooperativas son organizaciones controladas democráticamente por sus asociados, quienes participan activamente en la toma de decisiones y el establecimiento de políticas.
Participación económica de los asociados: Los asociados contribuyen de manera equitativa al capital de la cooperativa, y en caso de generar excedentes, son los mismos asociados quienes definen su uso, siempre en beneficio de todos de forma equitativa.
Autonomía: Las cooperativas son organizaciones autónomas e independientes, controladas por sus miembros.
Educación: Las cooperativas promueven la educación y formación de sus asociados, así como del público en general, sobre los principios y prácticas del cooperativismo.
Cooperación entre cooperativas: Las cooperativas colaboran entre ellas a nivel local, nacional e internacional, con el objetivo de fortalecer el movimiento cooperativo y brindar mejores servicios a sus asociados.
Compromiso con la comunidad: Las cooperativas trabajan para el desarrollo sostenible de sus comunidades, contribuyendo al bienestar económico y social de sus asociados y la sociedad en general.
Un impulso de solidaridad

Así, de la misma forma en que en el ADN está inscrito un impulso de colaboración para que todo el cuerpo humano funcione bien, los principios y valores cooperativos materializan el impulso natural de los seres humanos de ser solidarios. Ese impulso interior es el que mueve a las cooperativas; y los valores y principios son lo que ha permitido que sigan siendo sostenibles y se hayan extendido por todo el mundo.
Si el ADN es aquello que nos conecta a todos sin excepción alguna, el factor común de la vida, los valores y principios cooperativos son los que unen a todas las cooperativas del mundo, es el núcleo común entre ellas.
Ambas son las partículas elementales de las que nos hablaba la física cuántica, esas que unidas a otras permiten que todo funcione.
Fecha de publicación 03/12/2024
Última modificación 04/12/2024