Estrés crónico: Una compañía indeseada
La muerte de un ser querido, problemas de dinero, pérdida o cambio de trabajo, divorcio, el nacimiento de un bebé, un diagnóstico de salud, una mudanza, dificultades en las relaciones labores o familiares y en general, los cambios drásticos en nuestra vida pueden provocar estrés para nuestro cuerpo y nuestra mente. Sin embargo, dependiendo del tiempo que estos episodios duren, la presencia del estrés se puede prolongar y convertirse en una situación crónica.
Para nadie es un secreto que la vida actual trae consigo características que estresan nuestra mente y nuestro cuerpo, pues debemos atender diversas situaciones y tareas al tiempo. No es desconocido tampoco que cada vez más, las personas están, de manera sostenida, lidiando con signos como:
Diarrea o estreñimiento, mala memoria, dolor constante en cuello, cabeza y espalda, bruxismo o rigidez en la mandíbula, cansancio permanente, falta de energía y concentración; sin olvidar el popular insomnio o dificultad para conciliar el sueño.
Entender cómo funciona el estrés
Al percibir riesgos, situaciones que amenazan nuestra supervivencia o nuestra integridad y ante problemáticas que se deben gestionar y resolver, el cuerpo enciende una especie de alarma, esto hace que se produzcan hormonas como el cortisol y la adrenalina. El cortisol, la hormona principal del estrés, aumenta la glucosa en la sangre; es decir, los niveles de azúcar, lo cual genera inflamación en el organismo.
Esta hormona también reduce las funciones no esenciales en una situación de lucha o emergencia como la huida ante un riesgo inminente; pero, modifica las respuestas del sistema inmune e inhibe las funciones del aparato digestivo, del aparato reproductor e interfiere en procesos de crecimiento. Un estado de “alarma” constante, es decir, de producción sostenida de cortisol empieza a incidir en el cerebro, donde se controlan el estado de ánimo, la motivación y el miedo, lo que desencadena sentimientos de angustia y ansiedad persistentes.
Más producción de cortisol sostenida, más inflamación e interferencia en las funciones normales de los sistemas de nuestro organismo.
Aunque es normal que nuestro cuerpo produzca cortisol en ciertas circunstancias, no es conveniente que esto sea un escenario constante, pues la salud se verá muy afectada.
Afecciones en tu cuerpo y mente
Tener activado a largo plazo (más de seis meses) el sistema de alerta y una producción constante de cortisol y otras hormonas del estrés, pueden alterar casi todos los procesos naturales del cuerpo, generando problemas de salud a todo nivel. Son ejemplos de dichas afecciones:
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Ansiedad y ataques de pánico
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Depresión
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Enfermedad cardíaca, ataque cardíaco, presión arterial alta
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Accidente cerebrovascular
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Tensión y dolor muscular
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Trastorno del sueño
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Trastornos metabólicos, diabetes
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Problemas de memoria y concentración, lo cual desencadena incapacidad laboral
Un médico, o especialmente, un psicólogo o psiquiatra pueden determinar la existencia de estrés crónico. Estos profesionales evaluarán los hábitos y la rutina diaria de un paciente, así como los síntomas físicos y mentales que este refiere. Es importante entonces, ser sinceros cuando se trata de descubrir si lo sufrimos o no, pues los acontecimientos o factores generadores de estrés siempre estarán latentes y lo más adecuado es tomar medidas para evitar que el nivel de estrés sea crónico.
Es difícil no estresarse, pero contrarrestarlo es posible
¿Qué podemos hacer para que los niveles de cortisol no se eleven de manera sostenida? Los hábitos son clave:
Duerme bien, el tiempo suficiente y con la calidad requerida, al menos 7 horas diarias, evitando que el organismo esté haciendo procesos que no permiten su regeneración celular, como es el caso de la digestión cuando cenamos tarde.
Come sano, lleva una dieta rica en alimentos antiinflamatorios. En nuestro artículo: Elige lo que comes, te damos tips para una alimentación saludable, basada en comida natural. Recordemos que hay alimentos que contribuyen a la inflamación de nuestro organismo y eso nos hace más vulnerables a cualquier enfermedad.
Mueve tu cuerpo, realiza una actividad física que te guste y que ponga tu corazón a latir y tus músculos en buen tono.
Busca realizar actividades que te relajen, como por ejemplo el yoga, la meditación, pintar o crear manualidades. ¡Hay muchas alternativas!
Vive a diario la gratitud, detalla en un cuaderno o libreta todas las razones que tienes para sentir agradecimiento con la vida, con las demás personas y contigo mismo.
Rodéate de personas que te hagan sonreír y ver la vida de manera positiva.
Revisa que no tengas como base un trastorno depresivo o genético que te haga más propenso a potenciar el estrés. Puede ser que esta predisposición, sea por el contrario lo que incida en cómo ves las pruebas y situaciones que llegan a tu vida. Si encuentras algo, trátalo con el especialista.
Prioriza tus tareas y tus metas, por ende, organiza tu tiempo para que el azar no sea una constante.
Asiste a un consejero o psicólogo si necesitas orientación para manejar la ansiedad en tu día a día.
En Coomeva, tenemos muchas actividades inspiradoras que te pueden sacar del estrés de tu día a día junto con tu familia. Busca frecuentemente en el Boletín Comercial Coomeva estas opciones.
¡La vida trae complicaciones, pero aprender a sobrellevarlas es tu mayor reto y satisfacción!
Fecha de publicación 12/03/2024
Última modificación 13/03/2024