El cáncer de mama: Un enemigo, al que sí se le puede ganar

A varias personas de mis afectos les han diagnosticado CA (cáncer de mama), siempre que le cuentan a uno, acerca de una novedad de estas, no deja de tomarlo por sorpresa, mal parado, sin palabras, sin embargo, hubo dos diagnósticos que viví un poco más de cerca. El de mi amiga Ida, y el de Gracielita, mi mano derecha -e izquierda- en la casa.

Ida es el clásico ejemplo de la mujer carro loco, la que no espera, la que quiere hacerlo todo, la que vive sin pausa, la que parece disfrutar el afán del día a día, la que quiere resolver, trabajar, estar. La mujer empoderada, resuelta, llena de energía y vitalidad. Graciela, más pausada, siempre dedicada a las tareas del hogar, siempre dispuesta a servir, la que tenía mi casa, incluso mejor que yo. La generosa y buena. Ambas mujeres 10, una profesional impecable, otra, que no tuvo títulos, pero para mí, los tenía todos.

Ida, cuando se enteró del diagnóstico, creería que preguntaba más de la cuenta; Gracielilla, no comprendía nada, solo llevaba una carpeta repleta de papeles y exámenes médicos. Iba de aquí para allá. Solo me decía que sabía que algo le corría en el cuerpo. No es posible imaginarse el dolor que pudieron ambas sentir, la sensación de perder lo poco o mucho que tenían, las caras de angustia en cada control, las lágrimas derramadas, las noches enteras de oración. Los miedos, las angustias. Nadie se alcanza a imaginar, la lucha que cada una de ellas, enfrentó para batallar por sus vidas. Cada una luchó desde sus distintas motivaciones: A Ida, la movía Sofí, Dani y su familia. A Graciela, su hija, lo único que tenía. Decía que quería recuperarse para volver a mi casa, porque ahí se sentía querida.

El cáncer de mama, es así, toca a cualquier mujer, blanca, negra, alta, baja, joven, anciana. No discrimina estrato, no sabe de diferencias, de profesiones, rangos, ni nacionalidades. Solo elige, y pone su mirada.

Por eso, queremos que tú -hombre o mujer- siempre te cuides y reduzcas a la mínima expresión, cualquier riesgo, para que el cáncer no entre a ti. Presta atención a algunos de los principales síntomas, para que de inmediato, tomes el control y acudas donde el especialista y profesionales de la salud, para su orientación.

Podemos trabajar para reducir el riesgo.
Recomendaciones para seguir muy atentos:

Para mi alegría, Ida ganó la lucha contra el cáncer de mama, sus ganas de vivir, su ímpetu, su fuerza y su renovada fe en Dios, fueron más fuertes que las células dañinas que visitaron su cuerpo; Gracielita por su parte, no pudo, se cansó. Luchó, lo intentó, pero él la venció.

Artículo escrito por:
Ingrid Lorena La Rotta
Comunicadora social / experta en E-learning

* La responsabilidad por las opiniones expresadas en este artículo incumbe exclusivamente al autor del mismo. Su publicación no necesariamente refleja los puntos de vista de Coomeva y su grupo de empresas.