¿Qué impide a las mujeres víctimas dejar a su agresor?

¿Cuántas veces hemos escuchado o conocemos casos en que las mujeres continúan con sus parejas, a pesar de ser maltratadas por ellos?

Nuestra lógica nos lleva a sentimientos encontrados y hasta rabia con estas mujeres, pues ¿quién en su “sano juicio” acepta maltrato y golpes permanentes en su vida?

Pero la realidad es que para muchas mujeres dejar a su pareja violenta no es tan fácil. Más allá del amor, ellas son esclavas de un complejo y poderoso vínculo traumático de dependencia emocional.

Se trata de una dependencia que es viciosa, pues se perpetúa con la violencia. Cuando una mujer es maltratada y golpeada pierde su valor, autoestima y confianza en ella; se vuelve insegura y siente que no tiene fuerzas para cambiar la situación. Al mismo tiempo, el maltratador refuerza en ella la esperanza de que todo va a cambiar, mostrándose arrepentido y teniendo algunas muestras de amor luego de un hecho de violencia, con el fin de que no se vaya de su lado, en un ciclo repetitivo.

El psicólogo clínico Luis Eduardo Peña, asociado a Coomeva, explica que se trata de un fenómeno complejo, similar al conocido Síndrome de Estocolmo , pues la víctima considera que el agresor es el único que puede garantizarle su supervivencia o quien debe darle la valoración que ella no encuentra en sí misma, por lo que siempre busca complacerlo.

Mujeres que cuando niñas sufrieron abuso, maltrato, descuido o desamparo por quienes debían cuidarlas tienden a formar relaciones de pareja inestables, en las que prima el miedo al abandono o al rechazo. Como no quieren sentir de nuevo esa soledad o falta de amor, perciben que su pareja maltratadora es la única que puede brindarles lo que tanto buscan.

Algunas logran alejarse de su pareja, pero cuando no reciben ayuda, su dependencia emocional las lleva a regresar con su maltratador y a mantener este vínculo traumático.

¿Qué pueden hacer?

Una mujer maltratada debe recibir soporte profesional adecuado inmediato, que le permita recuperar su autoestima, le dé una visión distinta de sí misma, le fortalezca su valor propio y el sentimiento de que es merecedora de todo respeto.

Además del soporte legal y de su salvaguarda física, la mujer víctima de violencia debe recibir las herramientas psicológicas que le permitan ver con otros ojos a su maltratador y le den la entereza suficiente para romper el vínculo negativo.